EL CAMPEÓN ABANDONA LA PALESTRA | Vlad Martínez Cruz

EL CAMPEÓN ABANDONA LA PALESTRA

Vlad Martínez Cruz

(El Salvador)

En el gallinero donde vivía lo esperaban unos desconocidos: vestían sacos y corbatas de poliéster. El más bajo era barbudo e iba provisto de ataché. El otro se arrimó a una pared mientras su acompañante decía:

—¿Tengo el honor de dirigirme al campeón Saúl Nepomuceno Beltrán?

El aludido bufó: una intrusión de esa clase no encajaba en sus rutinas. Jamás cultivaba enemistades (eso había quedado atrás, en el mundillo del pancracio) y se cuidaba de acopiar deudas.

—Así parece —terció Beltrán—. De paso explíquenme cómo entraron.

El fisgón sonrió. Su compañero, un negro que usaba gafas de sol, permaneció impasible.

—Discúlpenos —dijo el barbudo—. Actuamos como salvajes.

El ex luchador no se dejó ablandar por aquellos modales de subsecretario y ocupó una silla. En la penumbra, las jetas de los hombres fosforecían. Les ofreció asiento, y si bien el vocero aceptó, su camarada siguió pegado al muro, junto a la colección de máscaras.

—Ustedes dirán —suspiró Beltrán.

—Somos periodistas –declaró el tipejo—. Representamos a Madrazo Limpio, una revista deportiva. Preparamos un reportaje sobre el abandono que enfrentan antiguas estrellas luchísticas.

¿Periodistas, éstos?, pensó Beltrán. Más bien parecían tiras. Tenía noción de haber tratado alguna vez con uniformados, matones y otros prestidigitadores de la crueldad, dentro y fuera del país. ¿Pesadillas o fragmentos de un ayer improbable? 

—Se sabe que optó por el retiro cuando aún estaba en su apogeo —continuó el charlatán.

—Problemas de espalda —gruñó el entrevistado—. En su momento lo expliqué. Y con lujo de detalles.

El extraño hizo danzar la silla.

—¡Ah, sí: su espalda! —exclamó—. Ese arsenal de músculos con que tumbó a incontables rivales. ¿Recuerda al Cafre Biónico? ¿Al Corsario Mutante? ¡No soportaron su llave maestra, ni aún durante el desquite!

—Revancha —aclaró Beltrán—. La llave se llama “caza-riñones”. Yo la inventé.

—¡Bravo! —aplaudió el barbudo—. Veamos. ¿Se acuerda del Vampiro Rosacruz? ¿Del Sargento Témpano?

—Sí. Es historia pasada —murmuró su colocutor—. ¿No va a preguntar algo que valga la pena?

Como si no lo oyera, el intruso barajó nombres y circunstancias con una chispa histérica en la mirada:

—¿Y qué me dice del Petrolero Sicótico? ¿De la Calavera Aullante? ¿De los Hermanitos Plutonio? —Recitaba de corrido, esbozando gestos raros—. ¿Del genetista fugitivo que liquidó en Bonampak? ¿De los neo-parántropos entrenados por la KGB en el Cayo Saetía…?

A partir de entonces, el tiempo fluyó por escalones. Beltrán fue consciente de un ablandamiento: sus sentidos describían espirales en concavidades de cuarzo. 

Se sabía preso en un nido de hormigas ciegas. Oyó una campanada. Tenía que levantarse y retomar la lucha, pero ya el árbitro cerraba el conteo. Trató de gritar: su garganta no obedecía. Tampoco lograba moverse.

Dos siluetas se inclinaron sobre él bajo un círculo de lámparas.

—Todavía colapsa en fase delta.

—Un error típico del viejo Instituto.

—¿Error? ¡Una cagada del coño de su madre, compañero!

—¡Habría que hacer otra cirugía!

—No hay tiempo. Además, ¿para qué desperdiciar recursos en un operador inerte?

Hubo una pausa ominosa. El público rugía su descontento.

—De acuerdo —observó la voz inicial—: le suscitaremos un paro. Éste ha sido el último chequeo anti-filtración de datos que Reingeniería Sináptica realiza en su primera cobaya extranjera.

El agente alargó una mano hacia Beltrán y pellizcó un punto indeterminado de su dorso. La carne del campeón experimentó un latigazo de energía que despobló el reino de sus dudas y acabó por reducirlo a la condición de árbol solitario.

Más tarde, una gallina anidó entre sus omóplatos.

Luchador

Un microrrelato dentro del Reto CREATIVARTE «Control mental y otras manipulaciones «💣📡✍️

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