5. Los Artilugios (La Zubstancia)

Capítulo 5

Los Artilugios

“Y de pronto te encuentras huyendo por tu vida, debido a pecados del pasado…”

La ciudad del Cairo se hallaba oscurecida por las penumbras de la noche y en el cielo nocturno se encontraba a una durmiente luna menguante iluminando parte de la gran metrópolis árabe. Éste se hallaba entre una de las más grandes urbes del Oriente Próximo y su población rallaba cerca de los 30 millones de personas encapsuladas en un complejo urbano de altas proporciones. Se lograba observar a la mezquita de Ibn Tulun iluminadas por una serie de reflectores para gusto de la gente turista y la antigua Ciudadela de Saladino ahí elevándose imponente y aguardando sus grandes historias en aquellas tierras egipcias. Y a lo lejos se observaba las tenues aguas del río Nilo iluminadas por una am5ena luz lunar, en donde unos barcos pesqueros se miraban de regreso al puerto después de un largo día de trabajo.


En un edificio departamental en las periferias de la ciudad, se hallaban una serie de dos camionetas negras esperando afuera en la planta baja. A los costados de las puertas de las camionetas se podían ver la forma de una pirámide en donde se hallaba un ojo en el centro, símbolo antiquísimo que representaba “El ojo que todo lo ve”.


Dos puertas metálicas de la entrada del edificio se hallaban tiradas y rotas, objeto de algún tipo de forcejeo y en el suelo empolvado se notaban una serie de marcas de botas de los sujetos que habían entrado. Ya en el quinceavo piso, la puerta del departamento Nº58 era sometido a una serie de golpes agresivos desde las afueras. Dentro del departamento se hallaban papeles tirados y las luces de la televisión iluminaban al cuarto a oscuras mientras a la vez mostraba imágenes de un noticiero egipcio famoso llamado “Arcos de la Noche”, donde una presentadora con rasgos árabes y hermosos daba a conocer que el gran Museo del Cairo había sido robado por un grupo de personas encapuchadas, personas que se mostraban en un video en blanco y negro de la cámara de seguridad, quienes en palabras de la chica, habían robado los “Libros de Esmeralda” de Hermes Trimegisto. Ésta eran una de las pertenencias más privilegiadas y cuidadas dentro del museo y para ser una perpetración nueva después de años, había sido un completo éxito, tal vez ocasionada por un descuido mortal.


Los golpes en la puerta del departamento se escuchaban más y más, y sonaba tan fuerte que se podía sentir que poco a poco la puerta de madera se partería en dos, efecto de la gran fuerza de quienes deseaban entrar.


Al fondo del departamento se hallaba una puerta abierta que era la entrada al dormitorio y otra puerta cerrada en donde se localizaba el baño. Dentro del baño, las luces estaban encendidas y las cortinas de la tina se hallaban cerradas. En la tina se hallaba el joven Ninrod asustado y escribiendo de forma torpe en su Tablet un mensaje que sería dirigido al destinatario que simplemente decía “Profesor”.

Él se encontraba con los pelos de punta y todo su cabello se miraba desalborotado, sus lentes estaban un poco rotos y poseía una mirada con grandes ojeras, tal como si hubiera pasado noches sin dormir, a la vez que su tez morena denotaba una palidez evidente. Un grave crujido se escuchó en la parte de la entrada de su departamento y las pisadas crujientes de botas se oían caminando ahora dentro del lugar. Ninrod refunfuñó en voz baja un “¡Maldición!” mientras terminaba de escribir su mensaje y aplastaba el botón que indicaba «Enviar».

Él lo presionó y el mensaje empezó a cargar, en la cara del joven árabe se observaba muchas gotas de sudor, las cuales caían en la pantalla de su dispositivo. Finalmente tras unos segundos el mensaje fue enviado y el indicador expresaba un éxito de entrega. Los pasos se notaban más cerca y se podía escuchar como los sujetos que habían entrado, movían muebles y tiraban las cosas por toda la habitación, en dos ocasiones se pudo escuchar un disparo atravesar algún sillón de los que encontraba en la sala frente al televisor. Los nervios de Ninrod estaban por explotar, este apago su tablet y le quitó la memoria y su tarjeta de la telefonía, se los metió a la boca y los empezó a mascar tal cual fueran gomas de chicle. Al terminar de pulverizarlas él las escupió y colocó su tablet en el piso de la tina, tras ello él abrió la manija que activaba el agua caliente en la tina y poco a poco, todo el lugar se envolvió de vapor y agua dentro. Los pasos habían llegado al dormitorio y la cama había sido levantada y azotada contra la ventana que se hallaba cerca, el cristal se rompió y varios objetos más fueron tirados al suelo, tal como si buscasen algo y no lo hallaran. Fue entonces cuando Ninrod dijo una larga frase en árabe que decía:

Tal vez, este no sea el verdadero camino que debía seguir, pero de alguna manera el destino me indicó que era la hora de tomar tales decisiones en favor de la humanidad. Dejando todo…mi egoísmo atrás y viendo por los demás. Y entregándome ahora a los brazos de Ala…”

Tras decir aquello, él desenfundó un arma de su pantalón café y se metió un revolver dentro de su boca, cerró los ojos y lágrimas empezaron a correr por toda su cara. Un mínimo movimiento de su dedo escribió las últimas palabras dentro de su vida, el cual ahora se delimitaba a “Muerte”. Un fuerte disparo se escuchó en toda la habitación y los sesos del pequeño Ninrod se habían esparcido por toda la pared del baño, sus ojos se miraban desorbitados y sangrando.
Tras aquello tres sujetos rompieron la puerta del baño y entraron en el acto. Estos poseían una capucha negra puesta y unas mascarillas militares le tapaban gran parte de la cara. Sus ojos eran de un extraño color plateado y estos poseían un traje táctico azul oscuro, en donde en sus brazos tenían bordado el mismo símbolo que traían en las puertas de sus camionetas blindadas.

Éstos observaron con desprecio al cuerpo del chico descerebrado y caminaron hacia donde estaba, corriendo la cortina para ver el cuerpo y buscando indicios de algo más. Él agua había inundado el lugar y dentro de la tina se encontraba su dispositivo arruinado por el agua y la sangre. Todo el lugar ahora tenía un olor a hierro y plomo, cubriendo el espejo del baño con vapor rojizo claro.
Uno de los sujetos dio una patada a la tina y con el simple golpe de su bota, esta tina se desquebrajo hasta romperse, saliendo el cuerpo del joven y quedando en medio del baño. Tras ello otro de los encapuchados, saco un comunicador portátil y empezó a hablar;
─ Aquí Águila Negra. Reportándose a Thoth.
Dijo el sujeto, hablando con una voz profunda y en idioma árabe.


─ Aquí Thoth. ¿Cuáles son los indicadores?
Respondió su interlocutor al otro lado de la línea, escuchándose con una voz áspera y metálica.
─ Él sujeto está frío. Los objetos no están en línea. Y la zona está despejada. Se procede a eliminar el área.
Por unos segundos unos sonidos de gruñidos guturales se escucharon a lo lejos y tras esto volvió a hablar la extraña voz;
─ Muy bien. Termina con el lugar. Y sigan buscando…
Tras aquello, la línea se desactivo y el sujeto observo a sus compañeros. Indicándoles con la mano una serie de señas, indicando a la pared. Estos asintieron y de unas pierneras tácticas sacaron unos explosivos C4 oscuros y con un temporizador, estos lo colocaron en dos puntos del departamento y el contador comenzó a contar.
Después de 33 segundos, las dos camionetas prendieron sus motores y los sujetos entraron dentro de ellas para seguidamente escapar a máxima velocidad del lugar. Luego de ello, dos grandes explosiones se escucharon salir del piso 15, explosiones que se volvieron más fuertes con la tercera detonación la cual provocó que toda la calle tronara y los autos cercanos al complejo departamental encendieran sus alarmas. El edificio se fundió en llamas y pasado 12 minutos el edificio se desplomó, enterrando junto a sus escombros a variaos inquilinos y familias que aún se hallaban en el lugar antes de escapar.
La luna menguante siguió observando silente en aquella noche de febrero y una gran formación de humo oscuro se elevaba en las alturas hasta formar nubes de desolación. Varios grupos de rescate acudieron al lugar y bomberos empezaron a apaciguar el fuego ocasionado por las explosiones dentro del edificio desplomado. Algunos helicópteros sobrevolaban el área y los noticieros empezaron a transmitir el acontecimiento. Un ambiente caliente y caótico empezó en toda la urbe tras aquel incidente.

23 de Febrero del 2030
Israel

El calor llegaba a tornarse un factor de mucha incomodidad durante la expedición a medio oriente en la que el arqueólogo Angus River llegaba a incursionar, pues desde hacía un tiempo él había hecho recorridos por ruinas en Irak, pertenecientes a la cultura Sumeria y este más allá de que había visitado a las grandes pirámides él había escrito anteriormente para la revista científica “Ancestros y Logos” artículos relacionados con la importancia de la simbología Egipcia y los posibles métodos de construcción de las Tres Pirámides de Guiza, en donde este de forma temeraria llegaba a suponer que en algún periodo del apogeo de esta gran cultura, estos llegaron a poseer un tipo de tecnología avanzada para luego degenerarse por conflictos territoriales variados y pérdida de conocimiento avanzado, por lo que pudieron llegar a perder su prestigio y poderío. Estos junto a otras teorías descabelladas publicadas sus artículos habían levantado los ojos de muchos críticos en los concursos de tesis y de artículos en diferentes casas de estudio de arqueología y antropología.
Angus era de nacionalidad norteamericana y su pasión por la aventura, le había impulsado a estudiar esta carrera tan apasionante y de investigación, era de complexión fornida y siempre llevaba puesto su chaqueta de mezclilla y sus botas, contando de que era muy simpático y amistoso pero con un fuerte sentido de determinación para investigar lo que le apasionase, y esto era sobre el origen de los restos de civilizaciones pérdidas.
En esta ocasión, Angus se dirigía hacia el Mar Muerto, que se hallaba entre Israel y Jordania pues informes de parte de un contacto que había tenido su amigo Ninrod sobre las costas de ese lugar, le había informado sobre el descubrimiento de algunos objetos que empezaban a flotar en un área determinada del mar, siendo estos restos de tablillas, estructuras metálicas y otros minerales que salían a flote en el inmenso manto acuático. Por lo que cuando escuchó tal notificación él preparó rápidamente sus maletas con su equipo y se dirigió hacia su nuevo destino.

El pequeño sitio arqueológico de Masada quedaba de paso por donde se debía de encontrar con su contacto de Israel para dirigirse a la costa más cercana hacia el mar muerto, por lo que Angus llegó a rodear el lugar con su camioneta todo terreno hasta llegar a un pequeño pueblito que se situaba a pocos kilómetros del sitio en donde tendría que contactarse con su camarada Marcos Sutter, el cual le ayudaría a conducirse a la embarcación que tomarían para dirigirse a la zona en donde se hallaba la fuga de objetos. Tras un tiempo de recorrido, Angus pasó cerca de un mercado en donde halló a su amigo;

─ Vaya que no has tardado mucho en llegar por aquí Angus.

Comentó su amigo Marcos el cual se hallaba en un pequeño mercado comprando frutas las cuales se miraban en mal estado, pero éstas eran necesarias para obtener nutrientes para la supervivencia en tal lugar caluroso.

─ Tú me conoces muy bien, cuando hay oportunidad de un descubrimiento único ¡Siempre estaré lo más antes posible! — Respondió Angus de manera entusiasta. Observándolo desde la camioneta. ─ Bueno entonces sube a la camioneta y dirijámonos hacia la costa.

─ Bueno, bueno… — contestó su amigo, pero luego observó al puesto del mercado y exclamó — ¡Espera que compré más provisiones! Ya que debes ser consciente de que por estos lugares son muy escazas las frutas ¡y vaya que tienen un precio elevado!

Comentó Marcos el cual pagaba sus compras y metía sus provisiones a su mochila para luego subirse a la camioneta naranja de Angus. Este a la vez se llevó una manzana a la boca.
Marcos Sutter, era de nacionalidad americana al igual que Angus, y este siempre tenía un semblante divertido y juguetón. Le decían “el payaso” desde que estaba en el Instituto, por sus bromas de las viejas culturas de la historia y sus contrastes con la realidad que hacía, combinado con sus innumerables bromas a sus compañeros y chistes que contaba. Este era un arqueólogo egresado de Cambridge y tenía una altura de 1.70, tenía cabello lacio corto de color entre rubio con mechones de cabello negro. Entre las pasiones de Sutter estaban el viajar, la música rock y las culturas precolombinas. Ese día el vestía de jeans azules, playera de Black Sabath con una chaqueta plateada. Llevaba sobre su cabeza un sombrero gris.

─ ¿Sabes que se me vino a la mente cuando escuche sobre el mar muerto?
Preguntó Angus, mientras conducía y observaba el camino.
─ Emmm… ¿Qué no nos será muy fácil hundirnos en sus aguas?
Contestó Marcos tratando de adivinar y con cierta incredulidad en sus ojos.


─ ¡Para nada Marcos! Hablaba sobre los antiguos manuscritos de carácter bíblico que se encontraron en cuevas de Qumran, tal vez con un descubrimiento mucho más amplio que eso, podría llevarnos a ser reconocidos en todo el mundo, además de que puede y hallemos vestigios de civilizaciones pérdidas ¿no crees?
Repuso firme y con alegría Angus. Corrigiendo a su amigo.

─ Pues… En eso tienes razón, sabes me gusta mucho tu entusiasmo Angus. Desde que nos graduamos sigues teniendo esa actitud positiva y emprendedora de siempre

Comentó Marcos, mientras le daba una palmada en el brazo izquierdo a Angus.

─ Gracias Marcos, tu sabes muy bien que pongo mucho de mí en mis investigaciones, además de que encontrar nuevos vestigios del antepasado siempre hace que hierva mi sangre.

Explicaba Angus con una sonrisa en su semblante. De repente se vio como un pequeño hombre empezaba a gimotear sus brazos a unos 50 metros de distancia y pues este hombre era el contacto israelí que Angus había conseguido para que los transportara al lugar en donde se hallaba el epicentro de actividades.
Al momento de pararse a recoger al individuo este les empezó a hablar:

─ Que bueno que han llegado muchachos, tenemos malas noticias

Dijo el señor israelita con preocupación.

─ ¿Qué paso Mohand?

Preguntó Angus con interés.


─ Más exploradores han llegado a la zona que le había dicho y tal parece que ya se han instalado para investigar más a fondo.

Comentó Mohand Gori, el cual era el contacto israelí que había tenido Ninrod y quien encomendó para que Angus River llegará al lugar. Este era amigo de Ninrod Alherez y este era quien le había avisado sobre los indicios arqueológicos del mar muerto. Dado a que Mohand era un bibliotecario de la Co-fundación Alejandría (fundación que daba como resultado el Instituto Alejandría donde laboraba Ninrod), el cual coleccionaba una serie de escritos antiguos y demás artículos de interés. Este le había ayudado a conseguir información para sus investigaciones en más de una ocasión tanto a River y a sus amigos, y por ello, el siempre confiaba en él. Este era un pequeño israelí de un tamaño de 1.65 m y 46 años, el portaba una barba grisácea larga y unos ojos profundos, con una cabellera corta que constaba de pocos mechones de cabello que le mostraba su calvicie.

─ ¿En serio? ¡Era de esperarse que la comida atrajera carroña!

Comentó un poco enojado Angus y apagando el auto. Este se colocó meditativo sobre el volante.

─ Debías de saber qué cosas como estas pasan muy a menudo Angus, pero aun así debemos ir hacia el lugar y sacar nuestras propias conclusiones, chance y nos colemos en sus investigaciones.

Expresó Marcos con disgusto, pero dando soluciones a su compañero.

─ En eso tienes mucha razón Marcos… Entonces ¡Vamos!

Comentó Angus, en lo que el israelí subía a la camioneta y Angus aceleraba el paso hacia su destino.

Luego de media hora de camino, ellos lograron llegar a las costas del mar muerto y se llegaron a encontrar con un equipo de exploración completo, los cuales empezaban a analizar pequeñas muestras de restos de tablillas que habían traído en sus embarcaciones. Mientras tanto Angus y Marcos se dirigieron hacia la embarcación de Mohand que se encontraba a pocos metros de donde se hallaban los exploradores invasores.

─ Creo que hay que dar un recorrido por toda la costa, para ver que hay por los alrededores ¿No creen?

Dijo Marcos mirando hacia toda la costa.

─ O sea, quieres ir a ver quiénes son los que nos quieren robar el hueso ¿verdad?

Expresó Angus de forma directa, observando de forma sospechosa a su amigo.

─ ¡Me has atrapado! — respondió Marcos, poniendo sus manos en forma de defensa divertida y riendo un poco. Luego retomo su postura seria y dijo ─ Es necesario saber con quienes nos enfrentamos, tal vez y podamos trabajar en conjunto y ser parte de una investigación más profunda.

─ Tiene mucha razón señor Marcos. — Comentó Mohand sacando un pañuelo rojo de su pantalón café y limpiando el sudor de su frente. ─ De hecho me pareció ver un pequeño submarino o maquina parecida en la embarcación de los exploradores.
─ ¡Ya viste! Estos tipos tienen mejores recursos que nosotros… Es claro que tenemos que hacer una alianza.

Comentó con entusiasmo Marcos mientras Angus se ponía a reflexionar sobre el asunto.

Tras unos momentos de discusión, los dos investigadores decidieron hablar con los demás exploradores y conocer de qué calaña eran y si de alguna manera podrían trabajar con ellos.
Cuando Angus empezó a charlar con algunos de los integrantes del equipo, él se llegó a enterar de que eran un grupo de investigadores de Europa que venían a investigar vestigios de artículos antiguos en medio del Mar Muerto, cosa que por ende él ya sabía pero quería ahondar en detalles. En un momento alguien empezó a gritar su nombre.


─ ¡Angus! ¡Angus!

Gritó una bella chica de cabello pelirrojo que se movía esquivando algunas personas a su alrededor.

─ ¿Ah?… ¿Alicia eres tú?

Preguntó Angus con una mirada de interrogación hacia la chica que apenas podía recordar. Ella vestía con pequeño short de mezclilla que dejaba muy poco a la imaginación y le daba un aura seductora. Llevaba una blusa azul marino y una chaqueta de color beige. La extraña chica se acercó a River y se presentó de forma alegre;

─ Si Angus River, soy Alicia… la misma Alicia Zimmer que conociste en el Simposio de Antropología e Historia en el año 2028 en Alemania

Respondió la chica con un tono melodioso para seguidamente abrazar con fuerza a su amigo.

─ ¡Oh, ya me acordé! eres la chica que me intentaba convencer sobre la existencia de civilizaciones más antiguas que la Atlante ¿Verdad?


Dijo Angus, mientras la abrazaba y seguía recordando lo que era su peculiar amiga. Este a la vez sintió un aroma a rosas desprenderse de su cabello.

─ Emmm… si, exactamente esa misma.

Respondió la chica un poco sonrojada y quitándose unas gafas oscuras que llevaba, mostrando sus bellos ojos azules.

─ Vaya, vaya… ¿Y no piensas presentarme a esta hermosa chica Angus?

Intervinó Marcos entre la multitud, mirando a la chica con una postura atrevida.

─ Pues claro que sí, ella es Alicia Zimmer, una pequeña amiga que conocí en un simposio de Antropología hace 2 años.


Presentó Angus, riendo un poco, mientras se agarraba la cabeza con la mano derecha, tratando de recordar más datos sobre su curiosa amiga.

─ Mucho gusto Alicia, mi nombre es Marcos Sutter y soy amigo de Angus, igual soy un prestigioso Arqueólogo como mi compañero.

Presumió Marcos vanagloriándose y quitándose su gorro marrón de su cabeza y moviéndolo en forma de presentación.

─ ¡No exageres Marcos!

Repuso Angus, mientras se reía con mucho sarcasmo. Mientras la chica reía un poco y observaba a los dos arqueólogos.

─Y bueno que maravilla que te encuentro por aquí amiga, de hecho es una gran sorpresa y extraña coincidencia.

─ Bueno, pues junto con unos profesores en Cambridge, nos llegamos a enterar sobre la presencia de objetos extraños flotando sobre el mar y que eran de apariencia desconocida y antigua. Así que nuestro equipo no dudo en viajar para verlos con sus propios ojos.

─ Tienen mucha razón.

Añadió Angus con interés.

─ He de pensar que ustedes vienen por lo mismo ¿No es cierto?

Preguntó la chica con su melodiosa voz y con una mirada de sospecha.

─ ¿Quieres adivinar?… — dijo Marcos de forma juguetona y mirando a la chica — pues la verdad es que venimos a tomar el sol y a flotar un rato en estas ricas aguas hipersalinas.

─ Muy gracioso señor Marcos.

Respondió Alicia, a la vez que ella le guiñaba un ojo y sonreía.

─ Púes bien, ya hablando de negocios, ¿Que han encontrado ustedes?

Pregunto Angus con interés, acercándose a su amiga y apartando al acosador de su amigo.

─ Hasta ahora no mucho… Pero tenemos una embarcación en la zona de actividad y hemos puesto en funcionamiento un submarino robótico para explorar con más amplitud y profundidad la zona… De hecho dentro de diez minutos zarpamos para allá ¡¿Quieren acompañarnos?!

─ ¡Por supuesto que si mi querida Alicia!, sería genial acompañarlos… ¿No sería ningún problema verdad?

Preguntó Angus con un poco de pena.

─ Claro que no, vengan los presentare con el equipo.

Respondió Alicia, caminando y dirigiéndolos a las carpas en donde se hallaba su grupo de investigación. Los dos chicos le siguieron y sonrieron entre sí, alegrándose de hallar alguien quien los enlazará con aquellos hombres.

Tras llegar a conocer todo el personal que conformaba el equipo de exploración de Alicia, estos junto a Marcos y Angus, zarparon de la costa para dirigirse a la zona en donde se estaban retirando los escombros del manto submarino para obtener más muestras de los objetos que estaban en las profundidades. Y aunque algunos de los restos de objetos que estaban analizando algunos integrantes del equipo de Alicia eran simples restos de vajillas o mármol con incrustaciones de grafito, estos no representaban mucho valor para los ojos de Angus, pero estos pequeños restos apenas eran la primera parte del conjunto de piezas que en verdad valían la pena salvar del manto submarino.


Eran las dos de la tarde aproximadamente cuando el equipo de Alicia zarpó. Por el lado de Angus, él había dejado a Mohand a cargo del cuidado de sus materiales en su embarcación, por lo que no los acompañ6o en su expedición al mar.
Cuando todos estos se iban alejando de la costa, Marcos Sutter se hallaba en uno de los barandales de la popa del barco, observando el paisaje de las montañas rocosas y las ruinas en el horizonte, pero entre todas las personas que se llegaban a encontrar caminando sobre el puerto un sujeto llegó a llamarle la atención, pues era un individuo con una alta estatura que se encontraba en medio de la multitud, mirando directo hacia la dirección de la embarcación.


A Marcos le pareció muy extraño ver aquel individuo dado que era de una altura muy mayor a la que acostumbran los nativos, además de que este estaba cubierto completamente de una manta negra, tal como la burka, la cual es la vestimenta que llegan a utilizar las mujeres árabes, pareciéndose a un tipo de túnica que abarcaba a todo su cuerpo. Tal aparición le pareció algo raro de observar, pero en un momento Alicia llamó a Marcos para que se dirigiera a la cabina en donde habían refrigerios que podrían comer. Tras voltear a ver a su amiga, le hizo una seña que en un momento iría, luego él volteo la cabeza nuevamente para observar la costa en donde se hallaba el sujeto extraño con túnica que había vislumbrado como un carmesí oscuro, pero al volver a dirigir la mirada al punto en donde él había visto a tal sujeto, él se llegó a encontrar con la nada. Solamente vio las carpas de investigación a la derecha de donde vio aquello y personas caminando hacia la cosa para ir a refrescarse en el agua. Él se quedó un poco confundido sobre si lo que había visto, lo había visto en realidad, pero aunque tratara de focalizar nuevamente a aquella aparición, esta no volvió. Así fue como Marcos se dio la vuelta y se dirigió a la parte del barco en donde se hallaban sus amigos para huir del abrazador sol que atormentaba aquella tarde calurosa.

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